Cadáver insepulto
tu liturgia hermosa,
tu teología racional
sin milagros,
tu congregación
sin comunión,
tus obras sin fe
y esa ominosa ausencia del amor.
Hiede,
pero llegará la hora
en que ni siquiera hieda,
serán sólo huesos
blanqueados por el tiempo,
podrás acomodarlos bellamente
de uno u otro modo;
sólo te molestará
encontrarlos removidos,
pero lograrás volverlos a su orden.
… finalmente serán
sólo bellos huesos secos.
Ester Otero de Tejerina
Estimada Ester: ¡Cuán hermoso sería tu poema! si contuviese además la solución para el mal que plantea. Porque:
Aún los huesos más secos del valle
cobran vida ante la palabra de Dios.
Y aunque alguno quiera que calle
seguiré predicando por amor.
Pues, la Palabra Sagrada es verdad.
Fiel por todas las generaciones.
Palabra poderosa y sin igual
que da vida a todas las naciones.
En ella está claramente escrito
que aquel que pueda creer
solamente en Jesucristo,
aunque muera, volverá a nacer.
Palabra eterna y gloriosa
que trae eterna condenación
para traer, aún más preciosa
por la fe, la eterna salvación.
El Dios justo y todopoderoso,
estando nosotros muertos
en nuestros delitos y pecados,
nos dio por su corazón amoroso
nueva vida en Cristo resucitado.
Aquel que cree arrepentido.
Aquel que deposita fe en Dios.
Será un hombre renacido.
Será un hijo del Señor.
¿Querrás tú hombre o mujer
depositar fe en Jesús?
¿Querrás tú, a Dios, conocer?
Dime, ¿querrás tú?
Nicolas que hermoso lo que escrivio, especialmente los dos ultimos versos.
Estimado Pr.Nicolás García: Atenta a su comentario, vino a mi mente aquel lejano día, hace ya más de veinticinco años, cuando una experiencia provocó que yo necesitara escribir «Religión sin amor». Estaba como turista visitando un lugar de culto, admirando la belleza de la arquitectura y el arte allí atesorado, cuando, ya de salida, en el atrio, veo unas vitrinas con dos osamentas humanas, (seguramente de algún ilustre), y algunos fieles ofrendando, implorando y adorando aquellos huesos y los demás objetos de culto.
Mi escrito no memora los huesos de la experiencia del profeta Ezequiel, que traén tanta esperanza y consuelo, sino a los rituales vacíos de contenido, que terminan en muerte.
La poesía es fuerte, es verdad y se comprende por contradicción a lo que describe. De cualquier modo uno escribe como dije antes, no para ser leido, sinó por necesidad de sacar afuera lo que batalla en la mente.
Los rituales vacíos de contenido y los «slogans» solo adormecen la conciencia, creo que conviene tener cuidado de no caer en ellos, sinó discernir en nuestro culto al Señor.
Le envío mi cordial saludo. Ester O de Tejerina
Estimado Pr .Nicolás García: Atenta a su comentario, vino a mi mente aquel lejano día, hace ya más de veinticinco años, cuando una experiencia provocó que yo necesitara escribir «Religión sin amor». Estaba como turista visitando un lugar de culto, admirando la belleza de la arquitectura y el arte allí atesorado, cuando, ya de salida, en el atrio, veo unas vitrinas con dos osamentas humanas, (seguramente de algún ilustre), y algunos fieles ofrendando, implorando y adorando aquellos huesos y los demás objetos de culto.
Mi escrito no memora los huesos de la experiencia del profeta Ezequiel, que traén tanta esperanza y consuelo, sino a los rituales vacíos de contenido, que terminan en muerte.
La poesía es fuerte, es verdad y se comprende por contradicción a lo que describe. De cualquier modo uno escribe como dije antes, no para ser leído, sino por necesidad de sacar afuera lo que batalla en la mente.
Los rituales vacíos de contenido y los «slogans» solo adormecen la conciencia, creo que conviene tener cuidado de no caer en ellos, sino discernir en nuestro culto al Señor.
Le envío mi cordial saludo. Ester O. Tejerina